Al lado de casa y siempre espectacular... El Adi es de esas montañas en las que se puede decir sin riesgo a equivocarse, que el camino justifica la visita, a pesar de que muchas veces desde la cima no puedan verse las panorámicas.
En esta ocasión, como en muchas otras, un viento huracanado y cargado de humedad nos recibe en la cima, donde apenas paramos unos segundos.
Después de recorrer estos caminos, me entristece pensar que a pesar de la belleza del lugar, hay quien sigue justificando la creación de una cantera a cielo abierto en estos lugares, me parecería increíble si no fuese porque sé que es verdad...
Los alerces marcados como si tuviesen la peste, dejarán de dar sombra cualquier día...
Y una dedicatoria a los organizadores de carreras de montañas, ultras y demás extremes que proliferan como setas en otoño... Después de una carrera no solo no debería haber señalización y basura generada durante la misma, sino que el monte debería estar más limpio que antes, cosa que desde luego los organizadores de la Euskal Trail en Saint Etienne de Baigorri no han conseguido...
En una distancia de 1 km esto es lo que se dejaron... Además de alguna otra señal que al estar al otro lado de una alambrada no pude recoger. Si se quiere que este tipo de actividad tenga un futuro sostenible, más valdría que se recapacite un poco.
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