Gasherbrum 2 (Parte 1)



Continuo aquí con el relato de lo que fue nuestra reciente expedición a Pakistan para ascender al Gasherbrum 2, que había dejado una vez llegados de Islamabad a Skardu.


Río Indo aterrizando en Skardu


Llegar a Skardu por avión en un vuelo de 40 minutos, supone evitar 28 horas de coche por pistas de tierra dando botes para todos los lados, así que en Skardu estamos pletóricos ya que por el momento todo va genial.

En Skardu hacemos las últimas compras. Es el último lugar medianamente civilizado y compramos las botellas de gas que vamos a emplear en altura, así como la cuerda que prevemos que habrá que fijar en la montaña y unas cuantas estacas de nieve.




En Skardu hay dos tiendas de montaña pequeñas pero en las que se puede comprar casi cualquier cosa. Por lo demás no hay gran cosa que hacer allí y una tarde salimos a correr por los alrededores Uxue, Pilar y yo y desde luego por como nos miran parece que somos la atracción del lugar.

Al atardecer se oyen los cantos de llamada a la oración de decenas de mezquitas distribuidas por el valle de Skardu inundándolo todo de una gran espiritual.  Un dato curioso es que en el valle de Skardu la mayoría de la población es musulmana Chiita, mientras que en el resto del país la mayoría religiosa es claramente sunita, pero excepto en casos aislados, la convivencia es buena.




Después de pasar 2 días en Skardu realizando diversas gestiones, organizamos el equipaje y salimos en todoterreno rumbo a Askoli. Es una etapa antes de empezar el treking un poco estresante, ya que aunque la belleza del lugar es grande, el viaje no es ni mucho menos cómodo. La carretera asfaltada dura unos pocos kilómetros en el recorrido inicial del valle de Shigar, pero pronto se convierte en una pista de tierra bacheada por la que transitaremos durante unas cuantas horas. En total son 120 kilómetros que nos llevarán aproximadamente unas 8 horas incluidas las paradas. 

El paisaje es muy agreste y duro. Es una zona muy árida y únicamente en algún pequeño pueblo pueden verse las manchas verdes de los cultivos y algunos grupos de árboles.


El grupo al completo antes de partir rumbo a Askole


El valle de Shigar rumbo a Askole


Estudiantes camino de la escuela en la localidad de Shigar


Valle de Shigar


En Shigar


El paisaje es muy árido y los colores verdes aparecen en pequeñas arboledas y zonas de cultivo


La carretera en algunos puntos es realmente precaria y se producen habituales desprendimientos de tierra, ya que las laderas de varios miles de metros son muy empinadas y están llenas de piedras sueltas por la aridez del terreno. Además la pista por la que circulan los vehículos discurre por encima justo del río Braldo que baja del Baltoro con una bravura impresionante y en ocasiones pienso que no se si es peor caer con el vehículo por esas laderas o ir a parar al furioso caudal del río.

Me tranquiliza saber que el chofer pasa por aquí de forma habitual y aun está vivo, pero lo cierto que la ruta no está exenta de peligro y de hecho durante el viaje de vuelta de alguna de las expediciones, un coche cae por el barranco y mueren 3 de sus ocupantes...





Camino de Askole


Llegamos a un lugar en el que se están produciendo desprendimientos y tenemos que parar unas 2 horas a esperar que las piedras dejen de caer y se pueda despejar la carretera. La espera se hace larga porque aquí el sol pega sin piedad, pero disfrutamos de sentir la braveza del río Braldo, que se encajona en este punto de una manera espectacular.


Todoterrenos parados esperando que paren los desprendimientos


Trabajos de limpieza de la zona de desprendimiento


No, no voy a cantar una jota... el ruido del río es ensordecedor




Superados los desprendimientos seguimos camino hacia Askole




Y por fin llegamos a Askole, que es como un oasis en este territorio tan hostil. Un lugar realmente aislado en el mundo y al que nos ha costado llegar 5 días desde que salimos de casa. Es un lugar en el que el reloj del tiempo parece que se ha detenido y la gente vive como la ha hecho siempre, de la forma más tradicional posible. Un lugar sin duda duro para vivir y en el que el invierno debe hacerse eterno. Rodeado de campos de cereal, los habitantes de Askole viven de la agricultura y la ganadería. Los que pueden intentan conseguir trabajo para alguna de las expediciones o trekings que pasamos por allí, porque para ellos es un importante sobresueldo en un lugar donde sobrevivir es todo un desafío.

Allí los niños y niñas a pesar de no tener nada siempre nos reciben alegres, eso si, esperando recibir un bolígrafo o un caramelo. 


 Askole, un oasis en medio del Karakorum


 Niños y niñas después de recibir sus caramelos


Niños en Askole




Pasamos noche acampados en Askole y por la mañana siguiente el ajetreo es muy grande, y se preparan todas las cargas para que sean asignadas a sus correspondientes porteadores. Desayunamos y organizamos todo para salir rumbo a Jola, nuestro primer punto de destino en este treking. 

Cualquier expedición supone una estancia bajo la montaña de 3 o 4 semanas, por lo que hay que transportar muchos bultos ya que además de los efectos personales de cada uno, necesitamos toda la infraestructura que nos facilita el campo base y hay que subir muchas más cosas de las que cabría imaginar. En total llevamos unos 90-100 porteadores para el grupo de 8 montañeros que ascendemos la montaña.

Cada uno de los porteadores llevará un bulto de 25 kilos además de sus efectos personales y la edad no es excusa. Vemos desde chavales jóvenes que quieren ganarse la vida como porteadores, hasta experimentados ancianos que sin duda tendrán  muchos trekings y expediciones a sus espaldas. 

No puedo dejar de admirar de admirar a esta gente que tan duro trabajo realiza en un entorno tan difícil.


 Porteadores esperando en Askole


Porteador esperando su carga 


 Porteador Balti


 Las cargas preparadas para su transporte


 Pesando algunos bultos


El grupo antes de salir hacia Jola


El treking son 6 días más un día de descanso que se suele realizar en Paju, pero que no vamos a realizar. De esa manera ganamos un día más para lo que será el tiempo de escalada de la montaña.

Las etapas no son excesivamente largas, entre 5 y 7 horas de caminata, pero no se hacen largas por la belleza del lugar. Se puede afirmar que el treking del Baltoro es sin duda uno de los trekings más espectaculares que se pueden realizar en el planeta y un lugar que sin duda para mi hay que visitar alguna vez en la vida si te gustan las montañas.

La concentración de picos es espectacular y pasamos junto a lugares míticos en la escalada de dificultad como las torres del Trango, el Cerro Catedral, el Latok o la Torre de Uli Biafo. Además resulta todo un espectáculo descubrir montañas como el Masherbrum, el K2, Broad Peak o el grupo de los mismos Gasherbrums.

Fueron unos días en los que todo fue muy rodado y nos encontramos en perfectas condiciones, disfrutando a cada momento del valle del Baltoro, pero de esa parte haré una entrada posterior.











1 comentario:

  1. Muy bonito Ignacio, una gran aventura. Esperando la continuación...

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