Tampoco vamos a ser duros, no todos los hombres del tiempo se lo merecen, pero... en vez de ver el sol, hemos sufrido una buena ventisca en el Petretxema. Claro que tampoco nos vamos a poner trágicos, en la montaña siempre hay que ir preparado para eso.
De todas formas hay que reconcer que la culpa es nuestra, porque muchas veces nos creemos lo que queremos, simplemente porque es lo que nos interesa y nos viene bien; que se le va a hacer.
Para disfrutar de bellos y perfectos días soleados, hay que sufrir otros como éste. Claro que tal y como dicen, sarna con gusto, pues no pica...
La cima del Txamantxoia se oculta bajo una boina de nubes.
La de Ezkaurre también.
Y como no, el resto igual, Sobarcal y Atxerito.
La nuestra también, como es lógico.
Y aquí, cerca de la cima arrecia el viento y la cosa se pone seria, se congela todo lo congelable y más...
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