En la buena compañía de Francis, nos dirigimos a esas cimas, de las más bellas de Pirineos y en su cima como siempre dejamos volar nuestra imaginación y soñamos con ascender otras muchas miles de veces... en un camino sin final y simplemente porque en ellas alcanzamos la FELICIDAD con mayúscula...
Menudo espectáculo. Como tuvisteis que disfrutar...
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